jueves, 28 de abril de 2011

Poiré y la hierba mala

¿Por qué sonreirá Poiré?
En su blog, el secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional del gobierno calderonista, Alejandro Poiré Romero, justifica la lucha contra el crimen organizado de las autoridades a las que representa con metáforas, datos esperanzadores y justificaciones que en nada se parecen a las muertes sin freno y a las múltiples balaceras -muchas de ellas con autoridades federales de por medio-, que los ciudadanos atestiguan o incluso son víctimas de ellas en gran parte del país.

A través de la página electrónica de la Presidencia de la República puede uno acceder a los textos del funcionario, que también la hace de vocero del gabinete de seguridad. Con una fotografía del sonriente servidor público en la parte superior de este espacio, su más reciente reflexión, que es un extracto de una conferencia que ofreció recientemente a alumnos de la Universidad de Harvard, hace referencia a que "se ha ido arrancando de raíz la mala hierba".

¿Y cómo lo ha hecho? Él no habla de balazos, enfrentamientos, retenes y operativos que han dejado múltiples muertos y víctimas colaterales de por medio, sino de "la observancia y mejoramiento de la propia ley", justo en medio de una serie de discusiones frente a la próxima aprobación de una Ley de Seguridad Nacional que para muchos generará más violencia.

Dice que ese combate se ha logrado también "arando la tierra y sembrando las nuevas instituciones que México requiere para lograr la seguridad y justicia plenas que todos anhelamos". Y sigue con su parábola del campesino-militar-marino-matón asegurando que la tierra es fértil y que se necesita mucho trabajo por parte de todos para "cosechar más rápido" en todas las regiones del país.

Pero aguas, no hay guerra. Él prefiere llamarle "la lucha de todos los mexicanos" por construir una seguridad auténtica, basada, lean ésto, en la ley y la justicia. El gobierno federal, pobre, "decidió asumir el costo político de combatir al crimen organizado a sabiendas que los resultados de esta lucha se perciben con mayor claridad (porque dice que se perciben, claro) conforme se avanza en los proyectos de la consolidación institucional".

Según Poiré, criminales serían sus funcionarios, policías, soldados y demás, si cayeran en una política de "omisión, simulación o peor aún, de negociación".

Podrá ser cierta esta argumentación; sin embargo, como parte de esta política del garrote, no hemos escuchado hablar de que las autoridades ganen los espacios que le ha quitado el crimen organizado a través de mejoras a su gente, de mayor educación, de oportunidades para los jóvenes, de cultura, de recuperación de espacios públicos, de mejores empleos y en general, de condiciones de vida dignas. Se conocen noticias de violencia, de muertes sin parar y de balas por todos lados sin acciones paralelas que no incluyan sólo a los policías y a las fuerzas armadas.

Sin embargo, de principio a fin, el texto de Poiré fechado el 27 de abril es triunfalista, es la justificación de un plan que camina bien y cada vez estará mejor.

"En suma, lo que está haciendo el Gobierno Federal es debilitar y desarticular a todas las organizaciones criminales sin distingos, a la par que fortalece el tejido social y transforma a las instituciones: una estrategia integral", añade el vocero. Nunca explica, quizá por falta de espacio, por qué dice que es integral.

¿Ustedes qué opinan?

martes, 26 de abril de 2011

La señora procuradora

Morales, todavía titular de la SIEDO, con quien
fuera su jefe, el exiliado Eduardo Medina Mora
Ya no es Genaro García Luna, quien permanece prácticamente recluido en su búnker de avenida Constituyentes, por razones de seguridad.

Ya no son los mandos de la Secretaría de Marina, que aunque sigue dando importantes "golpes" en contra del narcotráfico, hoy no es su momento. Ya saldrán otra vez a escena.

Por supuesto que tampoco es el general Guillermo Galván. Y cómo habría de serlo, si nunca lo fue.

Incluso ya ni siquiera es el gris Alejandro Poiré, quien hoy hasta tuvo el papel de "chalanear" con pequeños datos al calce en la conferencia de prensa que encabezó quien hoy sí es la consentida del gabinete de seguridad del presidente Felipe Calderón: la flamante procuradora Marisela Morales Ibáñez.

Bien maquillada y haciendo gala de su nariz respingada (dicen que cirujeada, aunque a nadie nos consta), la titular de la Procuraduría General de la República (PGR) se encargó de dar a conocer la nueva información "dura" del caso de las fosas clandestinas en San Fernando, Tamaulipas.

Dijo que ya suman 183 los muertos y 40 las fosas, que son 74 las personas vinculadas en esos crímenes, entre ellas 17 policías municipales. También informó que entre los detenidos está la única mujer sospechosa en este asunto, Saraí Díaz Arroyo, alias "La Muñeca". Es decir, los datos nuevos e importantes de las investigaciones ya no son dados a conocer por el vocero de la PGR, Ricardo Nájera, sino por la mismísima procuradora, a diferencia de como ocurrió en las administraciones de los escondidos y callados (a fuerza) Eduardo Medina Mora y Arturo Chávez Chávez.

Y eso que Morales no ha sido capaz de hilar una frase completita sin leer ante los medios de comunicación y que no se le conoce mayor gracia que haber sido reconocida como mujer del año por el gobierno de Estados Unidos. Porque recordemos que en su contra está la articulación del fallido "michoacanazo" y haber sido nombrada, por accidente, sucesora de un fiscal antidrogas que terminó en la cárcel.

Hay dos razones por las que dicen que hoy es el juguete nuevo y vistoso del gabinete, por lo que saldrá muy seguido a la escena y reivindicará a la PGR como la fiscalía federal que debe predominar en la estructura de seguridad y justicia del gobierno federal.

La primera, que a diferencia de sus dos antecesores, ella sí aceptó y está dispuesta a trabajar penalmente, aunque públicamente lo niegue, contra los adversarios políticos de Calderón (y su partido, claro), a unos meses de los tiempos electorales de 2012 y pese a la fracasada operación contra funcionarios locales de Michoacán a quienes no logró vincular con el narcotráfico.

La segunda, que como importantes miembros del gobierno estadounidense y algunos personajes clave cercanos a la Presidencia de la República, Marisela Morales es cristiana. Si se fortalece esta segunda razón, habrá que ubicar y darle seguimiento a este nuevo grupo que posiblemente tome fuerza a partir de los próximos meses.

lunes, 18 de abril de 2011

Un Metrobús de cuidado

La Línea 3 registró 14 accidentes a un mes de inaugurada
Es verdad, las bondades del Metrobús son numerosas: se trata de un  medio de transporte masivo, rápido, que beneficia a quienes no usan vehículo, moderno, impulsor de múltiples mejoras en la imagen del entorno urbano; en fin, una gran opción de movilidad en rutas clave de la ciudad.

Sin embargo, también debemos ser críticos e insistir en las fallas, errores de planeación e inconvenientes que ya se habían denunciado desde que se inauguró la Línea 1 en la administración de Andrés Manuel López Obrador como jefe de gobierno del DF.

A la sobresaturación en determinadas horas y estaciones, la calamidad que representa para los automovilistas que deben circular sin señalizaciones especiales y los múltiples choques entre estas unidades de transporte público y particulares, hay que agregar que el propio peatón sufre importantes riesgos, refiriéndonos al que no necesariamente toma estos camiones sino que debe circular por la calle.

El domingo lo corroboramos tras el accidente en Tacubaya, en el que la unidad del Metrobús con número económico 308 de la Línea 2, chocó con un autobús y provocó el atropellamiento de varias personas, tres de las cuales han muerto hasta este momento.

De entrada, es muy raro que a lo largo de la puesta en marcha de este transporte no se hayan reportado otros accidentes más que los choques en los que, según la versión oficial del Gobierno del Distrito Federal, los automovilistas son los imprudentes al invadir carriles confinados o desobedecer las señales (aunque habrá que preguntarnos cuáles señales).

Luego, también es muy extraño que en cruces de avenida Cuauhtémoc, Xola o incluso en algunas entradas de las estaciones de la ruta de Insurgentes, no se hayan ventilado datos sobre personas "llevadas de corbata" por el Metrobús. Gente cercana a muchos de nosotros ha padecido al cruzar alguna avenida, pese a la presencia de semáfornos, donde pasan estos vehículos articulados.

En la estación Viaducto de la Línea 2, por ejemplo, las unidades suelen pasarse el alto en el cruce de Viaducto con Chilpancingo. Muchas personas han tenido que correr para literalmente salvar sus vidas porque los camiones circulan con gran velocidad.

Más raro, en el reciente accidente del domingo, es que pese a que la primera versión hablaba de que la unidad que provocó la muerte de las tres mujeres se había quedado sin frenos, las autoridades capitalinas la corrigieron y mantienen como presunto responsable del hecho al conductor del Metrobús, en calidad de detenido.

Se debe insistir, tras estas dudas, en corregir la falta de señalización, informar mejor a los automovilistas y peatones y hoy, más que nunca, revisar las condiciones en las que se encuentran las unidades. Principalmente porque si ya requieren mantenimiento, es fundamental que ésto no sea lo que provoque que haya más capitalinos muertos.  

Estamos hablando, hoy, de un medio de transporte que por lo menos ya puede considerarse un ejemplo de seguridad en cuestiones delictivas. Tendrá que ser también un ejemplo de seguridad en toda la infraestructura que representa.

domingo, 10 de abril de 2011

Cuatro escenas de un México violento

Cuernavaca, 6 de abril de 2011.
Alrededor de las balas, la muerte, la violencia generalizada y el miedo, cuatro escenas simultáneas en un solo México reflejan al país del protocolo, el de la visión del gobierno, el del sentir ciudadano... y el de los hechos en vivo y a todo color.

Distrito Federal, el acto oficial

Por primera vez en la historia, una mujer es nombrada titular de la Procuraduría General de la República.

Respaldada por Estados Unidos, por el presidente Felipe Calderón y por la mayoría de representantes populares en el Senado, Marisela Morales, la funcionaria de nariz respingada y quien todo pronunciamiento lo lee como si fuera dictado por un apuntador de televisión, toma protesta y promete no utilizar la dependencia que ahora encabeza para fines políticos.

Esta mujer, quien se convirtiera por accidente en la titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), pues su antecesor Noé Ramírez Mandujano fue detenido como presunto narco, encabezó el operativo denominado "Michoacanazo" contra varios funcionarios perredistas que, por cierto, quedaron en libertad tras una serie de acusaciones por delitos contra la salud. 

Es decir, la fiscal cuya prioridad deberá ser verdaderamente investigar los crímenes que más lastiman a México, es recordada solamente por encabezar en el pasado una instancia de gobierno que todo parece indicar actuó con fines políticos... y sin éxito.

Cancún, Quintana Roo, el diagnístico de país

En la 28 Cumbre Internacional contra las Drogas, Michelle Leonhart, la jefa de la DEA -institución que encabezó el evento al que acudieron 103 países- declara que la violencia en México es una señal de que se está ganando la guerra contra el narcotráfico.

Por el lado mexicano, Genaro García Luna, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública exageradamente custodiado y protegido (¿a qué le tiene miedo?), hoy que decidió volver a dar la cara tras su largo encierro en el búnker de Constituyentes, en el DF, calcula que los niveles de violencia en el país continuarán durante otros siete años.

Cuernavaca, Morelos (y otras nueve ciudades), lo que ven los ciudadanos

Civiles con pancartas, camisetas y frases con las que inundaron las calles, marchan en repudio por la violencia que se vive en el país, encabezados por el poeta Javier Sicilia, tras el asesinato en Morelos de su hijo Juan Francisco y de otros jóvenes.

La población participante en estas movilizaciones se dice harta de la violencia generalizada y de la inactividad de las autoridades para frenar la muerte e investigar.

A más de una semana del crimen, no se cuenta con ningún avance en las investigaciones por los crímenes de Morelos.

San Fernando, Tamaulipas, la realidad

Son halladas ocho fosas clandestinas con más de 70 muertos (hasta hoy domingo 10 de abril). Una de las sospechas es que las víctimas viajaban en un autobús de pasajeros del que se desconoce mayor información.

Tras estos hechos, Alejandro Poiré, un funcionario federal que se dice vocero del gabinete de seguridad, asegura a través de un ambiguo mensaje desde un auditorio en Los Pinos, que en el gobierno "se impulsará un esfuerzo mucho mayor en su profundidad y alcance" contra los delincuentes.

Es decir, ¿qué podrá significar esfuerzo? ¿Tendremos que interpretarlo como un reforzamiento de la violencia?

domingo, 3 de abril de 2011

La carta de Javier Sicilia *

* Texto publicado en Proceso el 3 de abril de 2011 por Javier Sicilia, días después del crimen contra su hijo en el estado de Morelos.

El brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco, de Julio César Romero Jaime, de Luis Antonio Romero Jaime y de Gabriel Anejo Escalera, se suma a los de tantos otros muchachos y muchachas que han sido igualmente asesinados a lo largo y ancho del país a causa no sólo de la guerra desatada por el gobierno de Calderón contra el crimen organizado, sino del pudrimiento del corazón que se ha apoderado de la mal llamada clase política y de la clase criminal, que ha roto sus códigos de honor.

No quiero, en esta carta, hablarles de las virtudes de mi hijo, que eran inmensas, ni de las de los otros muchachos que vi florecer a su lado, estudiando, jugando, amando, creciendo, para servir, como tantos otros muchachos, a este país que ustedes han desgarrado. Hablar de ello no serviría más que para conmover lo que ya de por sí conmueve el corazón de la ciudadanía hasta la indignación. No quiero tampoco hablar del dolor de mi familia y de la familia de cada uno de los muchachos destruidos. Para ese dolor no hay palabras –sólo la poesía puede acercarse un poco a él, y ustedes no saben de poesía–. Lo que hoy quiero decirles desde esas vidas mutiladas, desde ese dolor que carece de nombre porque es fruto de lo que no pertenece a la naturaleza –la muerte de un hijo es siempre antinatural y por ello carece de nombre: entonces no se es huérfano ni viudo, se es simple y dolorosamente nada–, desde esas vidas mutiladas, repito, desde ese sufrimiento, desde la indignación que esas muertes han provocado, es simplemente que estamos hasta la madre.

Estamos hasta la madre de ustedes, políticos –y cuando digo políticos no me refiero a ninguno en particular, sino a una buena parte de ustedes, incluyendo a quienes componen los partidos–, porque en sus luchas por el poder han desgarrado el tejido de la nación, porque en medio de esta guerra mal planteada, mal hecha, mal dirigida, de esta guerra que ha puesto al país en estado de emergencia, han sido incapaces –a causa de sus mezquindades, de sus pugnas, de su miserable grilla, de su lucha por el poder– de crear los consensos que la nación necesita para encontrar la unidad sin la cual este país no tendrá salida; estamos hasta la madre, porque la corrupción de las instituciones judiciales genera la complicidad con el crimen y la impunidad para cometerlo; porque, en medio de esa corrupción que muestra el fracaso del Estado, cada ciudadano de este país ha sido reducido a lo que el filósofo Giorgio Agamben llamó, con palabra griega, zoe: la vida no protegida, la vida de un animal, de un ser que puede ser violentado, secuestrado, vejado y asesinado impunemente; estamos hasta la madre porque sólo tienen imaginación para la violencia, para las armas, para el insulto y, con ello, un profundo desprecio por la educación, la cultura y las oportunidades de trabajo honrado y bueno, que es lo que hace a las buenas naciones; estamos hasta la madre porque esa corta imaginación está permitiendo que nuestros muchachos, nuestros hijos, no sólo sean asesinados sino, después, criminalizados, vueltos falsamente culpables para satisfacer el ánimo de esa imaginación; estamos hasta la madre porque otra parte de nuestros muchachos, a causa de la ausencia de un buen plan de gobierno, no tienen oportunidades para educarse, para encontrar un trabajo digno y, arrojados a las periferias, son posibles reclutas para el crimen organizado y la violencia; estamos hasta la madre porque a causa de todo ello la ciudadanía ha perdido confianza en sus gobernantes, en sus policías, en su ejército, y tiene miedo y dolor; estamos hasta la madre porque lo único que les importa, además de un poder impotente que sólo sirve para administrar la desgracia, es el dinero, el fomento de la competencia, de su pinche “competitividad” y del consumo desmesurado, que son otros nombres de la violencia.

De ustedes, criminales, estamos hasta la madre, de su violencia, de su pérdida de honorabilidad, de su crueldad, de su sinsentido.

Antiguamente ustedes tenían códigos de honor. No eran tan crueles en sus ajustes de cuentas y no tocaban ni a los ciudadanos ni a sus familias. Ahora ya no distinguen. Su violencia ya no puede ser nombrada porque ni siquiera, como el dolor y el sufrimiento que provocan, tiene un nombre y un sentido. Han perdido incluso la dignidad para matar. Se han vuelto cobardes como los miserables Sonderkommandos nazis que asesinaban sin ningún sentido de lo humano a niños, muchachos, muchachas, mujeres, hombres y ancianos, es decir, inocentes. Estamos hasta la madre porque su violencia se ha vuelto infrahumana, no animal –los animales no hacen lo que ustedes hacen–, sino subhumana, demoniaca, imbécil. Estamos hasta la madre porque en su afán de poder y de enriquecimiento humillan a nuestros hijos y los destrozan y producen miedo y espanto.

Ustedes, “señores” políticos, y ustedes, “señores” criminales –lo entrecomillo porque ese epíteto se otorga sólo a la gente honorable–, están con sus omisiones, sus pleitos y sus actos envileciendo a la nación. La muerte de mi hijo Juan Francisco ha levantado la solidaridad y el grito de indignación –que mi familia y yo agradecemos desde el fondo de nuestros corazones– de la ciudadanía y de los medios. Esa indignación vuelve de nuevo a poner ante nuestros oídos esa acertadísima frase que Martí dirigió a los gobernantes: “Si no pueden, renuncien”. Al volverla a poner ante nuestros oídos –después de los miles de cadáveres anónimos y no anónimos que llevamos a nuestras espaldas, es decir, de tantos inocentes asesinados y envilecidos–, esa frase debe ir acompañada de grandes movilizaciones ciudadanas que los obliguen, en estos momentos de emergencia nacional, a unirse para crear una agenda que unifique a la nación y cree un estado de gobernabilidad real. Las redes ciudadanas de Morelos están convocando a una marcha nacional el miércoles 6 de abril que saldrá a las 5:00 PM del monumento de la Paloma de la Paz para llegar hasta el Palacio de Gobierno, exigiendo justicia y paz. Si los ciudadanos no nos unimos a ella y la reproducimos constantemente en todas las ciudades, en todos los municipios o delegaciones del país, si no somos capaces de eso para obligarlos a ustedes, “señores” políticos, a gobernar con justicia y dignidad, y a ustedes, “señores” criminales, a retornar a sus códigos de honor y a limitar su salvajismo, la espiral de violencia que han generado nos llevará a un camino de horror sin retorno.

Si ustedes, “señores” políticos, no gobiernan bien y no toman en serio que vivimos un estado de emergencia nacional que requiere su unidad, y ustedes, “señores” criminales, no limitan sus acciones, terminarán por triunfar y tener el poder, pero gobernarán o reinarán sobre un montón de osarios y de seres amedrentados y destruidos en su alma. Un sueño que ninguno de nosotros les envidia.

No hay vida, escribía Albert Camus, sin persuasión y sin paz, y la historia del México de hoy sólo conoce la intimidación, el sufrimiento, la desconfianza y el temor de que un día otro hijo o hija de alguna otra familia sea envilecido y masacrado, sólo conoce que lo que ustedes nos piden es que la muerte, como ya está sucediendo hoy, se convierta en un asunto de estadística y de administración al que todos debemos acostumbrarnos.

Porque no queremos eso, el próximo miércoles saldremos a la calle; porque no queremos un muchacho más, un hijo nuestro, asesinado, las redes ciudadanas de Morelos están convocando a una unidad nacional ciudadana que debemos mantener viva para romper el miedo y el aislamiento que la incapacidad de ustedes, “señores” políticos, y la crueldad de ustedes, “señores” criminales, nos quieren meter en el cuerpo y en el alma.

Recuerdo, en este sentido, unos versos de Bertolt Brecht cuando el horror del nazismo, es decir, el horror de la instalación del crimen en la vida cotidiana de una nación, se anunciaba: “Un día vinieron por los negros y no dije nada; otro día vinieron por los judíos y no dije nada; un día llegaron por mí (o por un hijo mío) y no tuve nada que decir”. Hoy, después de tantos crímenes soportados, cuando el cuerpo destrozado de mi hijo y de sus amigos ha hecho movilizarse de nuevo a la ciudadanía y a los medios, debemos hablar con nuestros cuerpos, con nuestro caminar, con nuestro grito de indignación para que los versos de Brecht no se hagan una realidad en nuestro país.

Además opino que hay que devolverle la dignidad a esta nación.