jueves, 24 de febrero de 2011

Un "zeta" despistado

Julián Zapata, "El Piolín"
En México tenemos soldados e investigadores de primer mundo, así como interrogadores ministeriales tan efectivos que hacen que cualquier mudo hable. Sí, el gobierno federal mexicano e incluso el de Estados Unidos es lo que aseguran, desmintiendo la opinión de cualquier ciudadano que sufre cualquier delito, desde un robo, hasta una violación u homicidio, los cuales suelen quedar impunes en este país.

En el caso del crimen del agente Jaime Zapata, del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), ocho días bastaron para que cayeran 10 presuntos involucrados en el homicidio reportado el martes 15 de febrero en San Luis Potosí.

El Ejército Mexicano, como pocas veces ha ocurrido en esta administración de gobierno, se paró el cuello y emitió su boletín en el que ayer miércoles dio a conocer la captura, entre ese grupo, del presunto autor material identificado como Julián Zapata (sí, también Zapata) Espinoza, quien utiliza el alias de "El Piolín".

Más tarde la Defensa citó a conferencia de prensa en la que proporcionó detalles tan curiosos como muchos otros difundidos en las detenciones o "golpes" importantes del gobierno.

Resulta que el cabecilla aprehendido reconoció (no sabemos si como respuesta a una serie de "tehuacanazos" o porque simplemente al verse detenido decidió abrir la boca) pertenecer al sanguinario grupo de narcosicarios de "Los Zetas", antes vinculados con el cártel del Golfo y hoy sus enemigos.

Este hombre también está vinculado con Jesús Enrique Rejón Aguilar, alias "El Mamito", ex militar de élite y uno de los cinco "zetas" con mayor influencia en el país.

Pero hay más en su testimonio. "El Piolín" reconoció el crimen en contra del agente estadounidense pero admitió que obedeció a un error, pues pensaba que el servidor público era de un grupo de narcos enemigos por el vehículo en el que circulaba.

Es decir, Julián Zapata no sólo es un sujeto honesto que habla inmediatamente con la verdad y dice públicamente para qué grupo delictivo trabaja, sino que reconoce que entre los profesionalísimos, militarizados y sanguinarios "zetas"... ¡también es un despistado!

Él y sus nueve colaboradores, entre ellos tres mujeres y un menor de edad, hoy están en manos de la PGR, cuyos ministerios públicos terminan de tomar las reveladoras declaraciones.

lunes, 21 de febrero de 2011

Florence Cassez, expediente público

¿Plagiaria o víctima del sistema de justicia mexicano?
Después de la crisis diplomática entre Francia y México tras la ratificación de la sentencia en contra de Florence Cassez, el Consejo de la Judicatura Federal decidió transparentar la resolución del Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Penal, dándola a conocer a todo el público a través de su página de Internet.

En más de mil 500 fojas, el Poder Judicial responde a la solicitud de amparo de la defensa de la ciudadana francesa, en las que desfilan testigos, suposiciones, declaraciones, pruebas periciales y demás diligencias realizadas a través del Ministerio Público y los jueces.

Parte importante del expediente es la suposición de un "montaje" por parte de las autoridades durante la detención de la acusada, atribuido al entonces director de la Agencia Federal de Investigación (AFI) a cargo del operativo, Genaro García Luna, quien hoy es el secretario de Seguridad Pública del presidente Felipe Calderón.

Este aparente "show mediático", aunque se menciona, no fue contemplado por el magistrado a cargo de revisar el amparo como parte del sustento que corrobora los 60 años de prisión que recibió como condena Cassez por varios secuestros como supuesta integrante de la banda de plagiarios identificada como "Los Zodiaco".

El texto al que tiene acceso todo el público es el que hoy revisa la defensa de la francesa, encabezada por Agustín Acosta, para tratar de demostrar que pese a la extensión de la ponencia del magistrado, no quedaron sin resolver preguntas sustanciales.

La respuesta que dé la defensa, junto con este expediente, serán presentados ante alguna instancia internacional, que según el abogado, podrá ser la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que sea a través de estos foros que se ventile la resolución de los tribunales mexicanos que ha causado tanta polémica.

La decisión de Acosta obedece a que las vías tradicionales de la justicia mexicana prácticamente se han agotado. Quizá todavía pueda actuar la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aunque para la defensa de Cassez acudir a ella posiblemente no sea lo más adecuado ni represente una decisión exitosa en beneficio de su cliente.

El caso Cassez, en tanto, seguirá siendo noticia pese a la resolución definitiva que el Poder Judicial decidió, de manera inédita, hacer pública, no sabemos si como una nueva política de trabajo o por el revuelo internacional provocado por la francesa que hoy es señalada como una peligrosa delincuente por las autoridades de nuestro país.

martes, 15 de febrero de 2011

Neza, narco y violencia

Tras la balacera del pasado mes de enero.
El fin de semana hubo otra matanza de jóvenes en la zona de Neza. Esta vez unos metros después de su frontera, del lado del municipio de Chimalhuacán. El saldo fue alarmante: siete jóvenes hombres y una mujer muertos, tras ser rafagueados por desconocidos desde vehículos en marcha.

A unos metros, del lado de Nezahualcóyotl, apareció otra joven sin vida, con huellas de ejecución y totalmente desnuda.

Las autoridades del Estado de México de inmediato explicaron que este asunto debería resolverlo la autoridad federal, por sus huellas de narcotráfico y crimen organizado.

Después el procurador de la entidad, Alfredo Castillo Cervantes, dijo que pese a ello ya tenían avances como autoridad local de las indagatorias. Un pleito entre grupos de narcomenudistas era el principal móvil de los violentos hechos. Además, aseguró que había ya seis personas detenidas como sospechosas.

Versiones oficiales del funcionario complementaban estos datos añadiendo que los grupos de narcos eran nada menos que "Los Zetas" y "La Familia Michoacana", en disputa por la zona oriente del Estado de México.

Sin embargo, el procurador también reconocíó que seguían libres el jefe de sicarios y el jefe de la plaza del grupo agresor, situación todavía preocupante. Además, añadió que los aprehendidos podrían estar vinculados en otra matanza similar, también contra jóvenes, en Nezahualcóyotl, reportada el pasado 16 de enero.

Como contexto a esta información, tomemos en cuenta que Nezahualcóyotl es uno de los municipios más poblados del país, con casi un millón 200 mil habitantes. Este municipio, el de Ecatepec y la delegación Iztapalapa, en el Distrito Federal, son los tres más importantes a nivel nacional por el número de habitantes y por supuesto, por el número de jóvenes.

En Neza, donde por cada esquina hay tres centros nocturnos por una escuela, no a todos los jóvenes les ha ido tan bien como quisieran. Sí hay profesionistas y empleados en compañías "en forma". Otros más desafortunados tienen modestos "changarros" en esta zona y unos más estudian porque sus padres tienen la oportunidad de solventarles los gastos de su escuela.

Pero también por la calle pululan jóvenes fumando y bebiendo en algunas esquinas, otros que se suben al transporte público a robar y otros más que aunque sus padres dicen ignorar a qué se dedican... trabajan en negocios tan ilegales como el narcotráfico y el crimen organizado.

"Mi hijo se va a trabajar de noche y le doy gracias a Dios porque ya me trae dinero... lo malo es que no sé qué hace", dice Chabela, la propietaria de un mísero salón de belleza en la colonia Reforma, en el que los cortes de pelo cuestan 20 pesos.

Ahí tiene entre sus muebles viejos y los champús que compra en el tianguis, un altar a la Santa Muerte.

"Cuando aparecieron las cabezas humanas afuera de la secundaria que está a unas calles, yo rezaba porque mi hijo ya había tardado en llegar de su 'trabajo'. Me fui a asomar cuando vi las patrullas y el corazón se me salía de pensar que fuera mi muchacho", relata mientras lleva a cabo un corte. 

Ese es el ambiente en la zona oriente mexiquense. Esta es Ciudad Neza de febrero del 2011.

jueves, 10 de febrero de 2011

Los peligros de la línea 3

Empleados del Metrobús apoyan en el control de la vialidad
Más allá de las bondades al capitalino de a pie que debe recorrer largas distancias y de la limpia de ambulantes que convirtió a Balderas en una avenida transitable, la línea 3 del Metrobús convirtió a esta vía, Vallejo y Cuauhtémoc en un peligro latente para transeúntes que cruzan la calle y para automovilistas que deben aprenderse una serie de extraños señalamientos.

Hoy hay más de 200 policías de tránsito y otros jóvenes empleados del sistema de transporte proporcionando orientación y controlando el tránsito en los cruces entre los camiones articulados y los autos particulares, y las infracciones viales no son tomadas en cuenta, pero esta situación ya no será la misma a partir del lunes.

Un recorrido por el corredor que va de las terminales Tenayuca, en el Estado de México, a Etipía, en la colonia Narvarte del DF, basta para detectar el caos generado por vehículos y peatones en una vía sin señalamientos suficientes o entendibles, cambios de sentido de calles tradicionales y nuevas vueltas prohibidas.

De verdad se necesita mucha más educación vial pero también aprender a traducir lo que el gobierno capitalino hoy presenta como una serie de laberínticas vías de acceso a lugares clave del centro, el norte y el sur de la ciudad.

No dudemos, entonces, que una vez relajado el operativo de tránsito -no olvidemos que los agentes tarde o temprano deben regresar a atender otros trabajos de rutina en otras zonas- comiencen a registrarse de manera inevitable choques, atropellados y una interminable lista de conductores despistados y carentes de información que deberán pagar altísimas multas por no respetar el nuevo diseño de las calles generado por el nuevo metrobús.

Será por eso que la campaña de concientización de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, en la que sus agentes reparten folletos y orientan a los automovilistas, sigue vigente y no lo fue solamente durante el primer día de operaciones.

Será por eso, también, la enorme lentitud con la que circulan los nuevos camiones ante el temor de sus conductores de provocar una desgracia al no poder frenar a tiempo en semáforos y vueltas conflictivas como las que aparecen el las estaciones Balderas y Cuauhtémoc, donde hasta el momento nadie entiende nada, aunque el entorno se vea bonito.

Recordemos el saldo de accidentes, trágicos y lamentables varios, durante el primer mes de operaciones de la línea 2 que corre por Xola, de oriente a poniente, pese a que el diseño de ésta no era tan incomprensiblemente complicado como la del hoy nuevo Metrobús.

martes, 8 de febrero de 2011

Muerte sin fin *

(*) Fragmento del primer capítulo del libro "Fuego cruzado" de Marcela Turati. Editorial Grijalbo, 2011

El rescatista descendía por el túnel hacia el hedor acumulado en el fondo; peldaño a peldaño, se sumergió en los 150 metros del viejo pozo clausurado. La lámpara aferrada al casco alumbraba la pared de la mina; delineaba siluetas suspendidas en el vacío, trabadas en las vigas, y rocas con tallones de sangre. Al fondo del viejo respiradero, en vez de piso encontró un charco de agua estancada del que emergía una montaña formada por bultos parecidos a lomos de cerdos. Pero eran personas. Una pila de restos humanos, entre brillosos y parduscos, con la textura jabonosa de la descomposición. Sus rostros estaban firmados con el rictus de la angustia. Todos con la marca registrada del crimen organizado: las muñecas atadas por la espalda, la cinta canela clausurándoles la vista, el calzón hecho nudo adentro de la boca o el costal anudado a la cabeza al momento de las torturas.

El rescatista pasó una semana de mayo pozo abajo, en la húmeda caverna conectada por pasillos rectos donde corría aire frío. La sensación térmica era de 14 grados. De día él y sus colegas destrababan los cadáveres, los rearmaban y los metían en bolsas blancas que acomodaban en un tambo de plástico azul y que otros compañeros jalaban desde afuera, ayudados por poleas. La escama de humus cubría tatuajes que devolvían a los cuerpos una vaga identidad entre el masivo anonimato. Ahí estaba el muerto con la figura de dragón, los adoradores de la Santa Muerte, los que llevaban la piel marcada con los nombres de las mujeres que amaron, el del payaso con una lágrima. Uno de ellos era el recién desaparecido jefe de un penal. Dos de los escombros humanos eran esqueletos, tres estaban momificados, a tres les faltaba la cabeza.

El domingo 6 de junio de 2010, el cadáver número 55 fue extraído de la mina La Concha, de Taxco, Guerrero. Fue el último. Sólo en ese momento se supo que no había otro abajo.

Con el número 55 a la intemperie, la misión del rescatista y sus colegas concluyó. Aunque la tarea se le grabó indeleble en los sentidos. Sus fosas nasales conservaron el olor de la carne pudriéndose en aguas fétidas, que no respetó mascarilla alguna; el tufo quedó prendido en sus guantes, en su overol, en las cuerdas, resistiendo miles de lavadas con desinfectantes. La imagen de los cuerpos suspendidos en las alturas, como volados sobre el abismo, se le atenazó en la mente. También la sensación de impotencia que lo invadió cada vez que esculcaban el charco pútrido y encontraban nuevos cuerpos. Uno. Otro. Otro. (No, por favor, no más.) Y otro. Y otro.

Conservaba frescas, en las paredes de la memoria, las frases de la perito forense que en voz alta describía cada despojo humano que inspeccionaba. En particular los diagnósticos sobre algunos —aquellos con un rictus de dolor o los ojos desbordados por el espanto— que habían sido aventados vivos.

Los muertos se le trepaban a las pesadillas; incluso una semana después de esa misión tuvo una.

“Se me vino la impresión de los cuerpos, me sentía como muerto, y yo me tocaba y mi cuerpo se sentía igual que ellos, era la misma sensación que se sentía al tocar los de ellos”, me contó en un desahogo, en las instalaciones de Protección Civil de Chilpancingo, al cumplirse un mes de la pesadilla.

“Y me desperté.”

El rescatista, de uniforme rojo, bigote desparpajado y piel morena, no quiso recordar su encuentro con los saldos descarnados de la guerra moderna que se libra en México; tampoco se animó a dar su nombre.

“Dejémoslo así, en el anonimato.”

A unos metros, en un escritorio contiguo, otro de sus compañeros repasaba en una computadora varias fotografías del infierno captado con celular. Ahí está la caverna. Clic. Los peritos con escafandras blancas; los rescatistas con overol rojo. Clic. La bocamina desde las alturas. Clic. Los cuerpos encimados. Clic. El horror que a todos enmudece.

Las imágenes dan cuenta de la fosa clandestina más grande de la época reciente: el pozo La Concha, que en lugar de plata albergaba humanos rotos, vidas a media escritura, un yacimiento de dolor acumulado.

La noticia del hallazgo, sin embargo, pronto fue sepultada por la procesión de escalofriantes masacres que los mexicanos presenciamos durante 2010. Quedó entre la colección de anécdotas macabras, como una evidencia más de que en las calles andan sueltas jaurías de demonios acabando con sus semejantes, exterminando a otros seres humanos y deshaciéndose de sus cuerpos con la misma facilidad con que se arroja una bolsa de basura. El pozo era una modesta muestra de la orgía de muerte desatada durante la administración de Felipe Calderón; de las más de 28 mil personas asesinadas desde que el presidente de la República arrojó su lanza de guerra contra el narcotráfico.

martes, 1 de febrero de 2011

Kalimba, alias “La Güera”

El juez Segundo de lo penal en Chetumal, Quintana Roo, Daniel Farah Godoy, notificó el viernes pasado la situación jurídica al cantante Kalimba frente a la rejilla de prácticas. En sus frases, llama la atención un dato que no conocíamos.

“Se decreta formal libertad por falta de elementos a favor de Kalimba Kadjhali Marichal… ¡¡alias La Güera!!”.

No, no es que necesariamente así le dijeran desde que estaba chiquito o que éste fuera el mote adoptado por supuestos cómplices de la banda de violadores a la que pertenecía –que al final supimos que no pertenecía, por supuesto-, sino que los ministerios públicos o fiscales de las procuradurías, comandantes de policías o responsables de realizar detenciones, suelen ser los fabricantes de esos alias.

No es nueva la discusión generada en el interior de los medios de comunicación sobre qué tan violatorio de las garantías individuales o tan estigmatizante puede resultar colocar un alias junto al nombre de cualquier presunto delincuente aprehendido.

En varios de estos medios se ha concluido que se debe publicar solamente el nombre con los apellidos del imputado. Cosa lógica si lo que se busca, conforme a la ética periodística, es respetar la presunción de inocencia y el debido proceso, independientemente de que la fuente de información insista en incluir los apodos.

Pero, ¡oh, sorpresa! El tema de los alias tiene su razón de ser, por lo menos para los servidores públicos que difunden nombres, rostros y características de detenidos.

Servidores públicos de la PGR reconocen que los apodos, tan simpáticos y ocurrentes algunas veces, tan pasados de la raya muchas otras, les sirven para evitar denuncias por homonimia.

Es decir, si una procuraduría presenta a un narco identificado como Édgar Valdez Villarreal, puede aparecer un ciudadano común, como tú o como yo, cuyo nombre sea justamente Édgar Valdez Villarreal.

Este último está en todo su derecho por denunciar a las autoridades de la PGR por causarle un daño moral, difundir su nombre como el de un delincuente y en los peores casos, no conseguir trabajo o que lo malmiren en su colonia por estar bajo sospecha de ser un delincuente, o por lo menos, de llamarse igual al que presentaron en la tele.

Si a ese Édgar Valdez Villarreal le agregas un apodo, digamos “La Barbie”, entonces la cosa cambia. Si el ciudadano común Édgar Valdez Villarreal quiere reclamarle a la PGR, ésta le puede responder: “no te preocupes, éste tiene un alias que no corresponde a ti”.

Las homonimias, dicen los servidores públicos consultados, son un asunto muy común. Hay cientos de Juanitos Pérez viviendo en el país; algunos de ellos son detenidos y ¿cómo diferenciarlos a uno de los otros? Pues con el bendito alias.

Aunque en México difícilmente haya muchos Kalimbas Kadhjali Marichal como se llama el ex cantante de OV-7, las demandas son dolores de cabeza, e invariablemente ahí, en ese expediente, había que incluir un alias como procedimiento, como paso para protección de la autoridad.

Los medios de comunicación entonces qué deberán hacer. He aquí la disyuntiva: ¿respetar las garantías del detenido o librar, paralelamente a las procuradurías o policías, una denuncia por daños morales o infundios a un inocente?