jueves, 10 de febrero de 2011

Los peligros de la línea 3

Empleados del Metrobús apoyan en el control de la vialidad
Más allá de las bondades al capitalino de a pie que debe recorrer largas distancias y de la limpia de ambulantes que convirtió a Balderas en una avenida transitable, la línea 3 del Metrobús convirtió a esta vía, Vallejo y Cuauhtémoc en un peligro latente para transeúntes que cruzan la calle y para automovilistas que deben aprenderse una serie de extraños señalamientos.

Hoy hay más de 200 policías de tránsito y otros jóvenes empleados del sistema de transporte proporcionando orientación y controlando el tránsito en los cruces entre los camiones articulados y los autos particulares, y las infracciones viales no son tomadas en cuenta, pero esta situación ya no será la misma a partir del lunes.

Un recorrido por el corredor que va de las terminales Tenayuca, en el Estado de México, a Etipía, en la colonia Narvarte del DF, basta para detectar el caos generado por vehículos y peatones en una vía sin señalamientos suficientes o entendibles, cambios de sentido de calles tradicionales y nuevas vueltas prohibidas.

De verdad se necesita mucha más educación vial pero también aprender a traducir lo que el gobierno capitalino hoy presenta como una serie de laberínticas vías de acceso a lugares clave del centro, el norte y el sur de la ciudad.

No dudemos, entonces, que una vez relajado el operativo de tránsito -no olvidemos que los agentes tarde o temprano deben regresar a atender otros trabajos de rutina en otras zonas- comiencen a registrarse de manera inevitable choques, atropellados y una interminable lista de conductores despistados y carentes de información que deberán pagar altísimas multas por no respetar el nuevo diseño de las calles generado por el nuevo metrobús.

Será por eso que la campaña de concientización de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, en la que sus agentes reparten folletos y orientan a los automovilistas, sigue vigente y no lo fue solamente durante el primer día de operaciones.

Será por eso, también, la enorme lentitud con la que circulan los nuevos camiones ante el temor de sus conductores de provocar una desgracia al no poder frenar a tiempo en semáforos y vueltas conflictivas como las que aparecen el las estaciones Balderas y Cuauhtémoc, donde hasta el momento nadie entiende nada, aunque el entorno se vea bonito.

Recordemos el saldo de accidentes, trágicos y lamentables varios, durante el primer mes de operaciones de la línea 2 que corre por Xola, de oriente a poniente, pese a que el diseño de ésta no era tan incomprensiblemente complicado como la del hoy nuevo Metrobús.

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