jueves, 9 de diciembre de 2010

La exhibición de "El Ponchis"

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"El Ponchis" ya está arraigado. Foto: EFE
Si el atribulado y maltratado Ejército mexicano quería colocarse una estrellita con el caso "Ponchis", nuevamente y para su interminable mala suerte, no le funcionó y terminó otra vez como una de las instituciones con más violaciones a las garantías individuales.

En la detención del adolescente de 14 años al que se le atribuyen múltiples homicidios y decapitaciones, por lo que ya quedó estigmatizado como "el niño sicario", pueden observarse irregularidades por todos lados.

De entrada, la Defensa, que si algo hay que destacarle es su capacidad de matar a tanta gente en sus operativos policiacos, desplegó a su fuerza para hacer realidad la captura de un muchacho que puede ser un niño, mientras que los marinos, los de enfrente, han presumido la aprehensión de capos de la talla de Ezequiel Cárdenas Guillén, el abatido "Tomy Tormenta".

Después, el joven fue videograbado para que todo mundo se enterara, de su propia voz, de las maldades imperdonables que hizo a la sociedad mexicana.

Para colmo, el niño fue entregado a la Procuraduría General de la República, que lo encerró en instalaciones de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, luego no sabe qué hacer con él y terminó exhibiéndolo otra vez ante los medios de comunicación dando a conocer públicamente su nombre y apellidos.

Los periodistas, por supuesto, como muchas otras veces, actuaron como voceros del gobierno y reprodujeron en sus espacios el show de la detención, la recabación del testimonio y la equivada situación jurídica que le fueron tejiendo al "mega delincuente" que ni siquiera es mayor de edad. Al final, incluso, que´dó arraigado en el estado de Morelos.

La exhibición de quien fue identificado como "El Ponchis" hoy es posible gracias a un sistema inquisitorio que urge sea sustituido en el país cuanto antes, pero al que además hay que añadir la violación de varias de procesos por las propias autoridades, quienes a su antojo revelan lo que en otros momentos o circunstancias negarían a la prensa argumentando el sigilo de una averiguación previa.

En este caso específico, tal parece que mostrar un rostro y hacer un espectáculo novelesco alrededor suyo es lo que indican los ordenamientos vigentes.

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