lunes, 1 de noviembre de 2010

Apuesta contra la violencia

El nuevo plan denominado Mando Único Policial, a nivel estatal, es una de las grandes apuestas del gobierno federal, entre otras cosas, para controlar a decenas de miles de agentes preventivos que operan en el país pero sobre todo, para poder combatir más eficazmente la violencia.

En síntesis, se trata de que cada estado cuente con su jefe de policía que tenga el control no solamente de sus uniformados a nivel estatal, sino que ponga en cintura y se encargue de las múltiples policías municipales cuyo trabajo a detalle hoy se le sale de las manos a cualquier autoridad.

Policías federales protestando en Ciudad Juárez. Cuartoscuro
Este esquema es el que funciona en la Ciudad de México, donde hay una sola policía preventiva, con un secretario como jefe, y no existen las policías delegacionales, que equivaldrían a las municipales.

De acuerdo con un análisis del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de más de 2 mil 400 municipios que existen en el país, sólo 180 corporaciones municipales reúnen características de desarrollo que permitirían a sus agentes incluirse en el esquepa del Mando Único Policial.

Por supuesto, si se habla de 32 juevos jefes policiacos -uno por cada entidad-, junto con sus subordinados, cada uno deberá someterse a los parámetros de calidad, capacitación y esquemas de control de confianza requeridos por una sola ley a nivel nacional.

De paso, los policías federales deberán definir mejor sus funciones y logar que su trabajo sea más eficaz; no olvidemos que estos agentes también cometen corruptelas y también desobedecen a sus mandos a través de protestas en las que suelen denunciar malas condiciones laborales y tratos despóticos de los superiores.

El proyecto suena bien. Aunque suponemos que la situación de extrema violencia que vive nuestro país no debe resolverse a través del garrote ni de acciones solamente policiales o militares, pues existe un transfondo de abandono social, educativo, cultural, y de crecimiento de la cultura de la transa, los esquemas de seguridad deben cambiar para enfrentar de mejor manera el problema.

Este esquema debería aprobarse en lo inmediato porque es una de las grandes apuestas de Felipe Calderón y quizás una de las formas en que reivindique su labor en materia de seguridad. Deberá ser una oportunidad para que demuestre que el proyecto tiene su razón de ser y, de paso, para que le permita guardar a sus soldados en los cuarteles o que los canalice a la destrucción de estupefacientes, a la aplicación del plan DN-III en casos de desastre o que los ponga a liberar cartillas y a cambiar armas de fuego por despensas a los ciudadanos.

En resumidas cuentas, los mexicanos lo que queremos es ver planes lógicos que permitan sentirnos en ambientes y en comunidades más seguros, sin balazos en casas particulares, plazas públicas o carreteras, donde los automovilistas mueren de miedo cuando un retén de uniformados les marca el alto.

Ya hablaremos cuando el tema del Mando Único empiece a funcionar.

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