Pugnemos porque a la marcha del sábado "en repudio a las agresiones contra periodistas" acudan reporteros que han vivido en carne propia de estas intimidaciones, quienes se han sentido vigilados y perseguidos en las tierras de nadie y quienes simplemente ya no pueden hacer su trabajo con libertad bajo el peligro hasta de morir.
El riesgo de esta honesta manifestación es que sea utilizada como foro y como bandera por quienes salen "a cuadro" a rasgarse las vestiduras cuando quieren que suba su rating -personal, ni siquiera del canal para el que trabajan-, por los directivos a los que no les interesa generar condiciones laborales siquiera dignas para sus reporteros o por los jefes insensibles que mandan a su gente a la guerra sin fusil... y con sueldos de pena.
Esperemos que no prevalezcan exigencias como la creación de una fiscalía que sí trabaje o de un gobierno que proteja, si no antes ya hubo un primer paso para que los medios de comunicación se unan y tomen decisiones conjuntas sobre cómo publicar la información. Porque es muy fácil pedir pero en este caso, como ya ha ocurrido en otros lugares del mundo y en estas situaciones, lo que se logra desde adentro es lo primero.
Vayamos, pues, a marchar con objetivos y compromisos bien claros, recordemos que el peligro no empezó hace unos días sino que permanece desde varios meses atrás y que a nuestros corresponsales de los estados muchos los han desdeñado en sus gritos de auxilio.
- Y en la tremenda Corte...
No perdamos hoy de vista la continuación del debate sobre la aceptación o el rechazo a los matrimonios gay en el Distrito Federal, y el todavía más controvertido tema de la adopción, cuando ya hubo protestas previas de grupos que no aceptan este tipo de uniones, intentando presionar a los ministros.
Ya se veía la tendencia, veamos qué ocurre. Será interesante.
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