El tema de los 72 inmigrantes muertos supuestamente por "zetas" del cártel del Golfo ni es nuevo ni es descabellado, por inverosímil que parezca la versión de la Secretaría de Marina.
Los pistoleros de este grupo sí viven una importante crisis económica, y por ello buscan a través de otros delitos hacerse de dinero y material para seguir operando.
Las principales localidades de Tamaulipas llevan por lo menos dos años padeciendo de cobros por derecho de piso, robos de sus vehículos y demás abusos por parte de los integrantes de la organización delictiva. Tampoco es secreto que los narcos secuestran a gente de distintos niveles socioeconómicos, piden rescates o tienen tomas clandestinas para robar combustible de Petróleos Mexicanos.
El tema de los inmigrantes extorsionados y muertos al negarse a pagar a los presuntos "zetas" es una muestra más de la desesperación de estos sicarios. Sí, la versión del ecuatoriano sobreviviente que pide apoyo a los marinos es difícil de creer pero la historia difundida por los marinos no parece lejos de la realidad.
Aquellos ex militares -varios miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del Ejército- que se constituyen como brazo armado del cártel del Golfo, sí están desesperados; aparentemente los golpes que les ha dado el gobierno han afectado seriamente sus bolsillos. La droga ya no circula igual que antes, es un negocio que les está dejando menos ganancia.
Lo terrible, lo preocupante y lo inaplazable es que la población que tiene menos recursos hoy también sea blanco del narcotráfico y del crimen organizado. Los derechos de piso que se cobran en ciudades como Reynosa o Matamoros a ciudadanos comunes que tienen pequeños negocios como farmacias o tiendas de abarrotes y los robos de vehículos que ocurren a la mala, cuando miembros de familias enteras circulan por las calles del estado en camionetas ni siquiera nuevas o de modelos caros, son una realidad.
Aquí hay, por lo tanto, otro frente que debe cuidarse. Por eso los perfiles de las víctimas del narcotráfico no son tan claros, pues se trata ya de personas de cualquier sexo, de edades muy distintas y de oficios diversos. Es decir, los muertos ya no son sólo los del bando contrario o los policías y militares que combaten estos delitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario