Hasta hace dos años, las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal no contemplaban como un riesgo real la utilización de Internet y las redes sociales como causantes de delitos graves como el secuestro, en cualquiera de sus modalidades.
Sin embargo, como parte de las nuevas formas de operar de la delincuencia, las autoridades de esa dependencia han observado que ya hay que ser cuidadosos con los datos que proporcionan las personas a través de la web para evitar ser víctimas de la delincuencia organizada, a reserva de que los fraudes y otros ilícitos cibernéticos, menos graves, se han ido cometiendo cada vez con mayor frecuencia.
El domingo, la SSP documentó uno de sus primeros casos de liberación de una joven víctima de plagio, que aunque no fue cometido por algún grupo importante, sí se perpetró totalmente por Internet. Más allá de que el 50 por ciento de las conductas delictivas cometidas por la red tienen que ver con pederastia y prostitución infantil, en esta ocasión se detectó que la privación ilegal de la libertad se prolongó durante casi un mes.
El operativo de captura ocurrió en el Estado de México, en el fraccionamiento Terranova Real del Valle del municipio de Acolman.
El secuestrador, quien hoy se sabe que ya ha cometido varios delitos de este tipo, fue identificado como Abel Aragón Nájera, un hombre aparentemente pacífico y sin haber cumplido siquiera los 30 años de edad.
La víctima, una jovencita de 14 años, contactó a su plagiario a través del Internet, chateando y consiguiendo posteriormente una cita con él.
El punto clave del modus operandi era ganarse la confianza de la víctima. El secuestrador, abiertamente, proporcionaba un correo electrónico y un número de celular para que quien lo contactara no tuviera dudas de la veracidad de su dicho.
El resto de la tarea era prometer a las jóvenes matrimonio o una mejor vida. Varias de ellas, aún investigan cuántas, caían redonditas al engaño.
Los funcionarios federales anteriormente pensaban que era un mito el hecho de que un delincuente se internara en los mundos de la web para cometer sus ilícitos. Eran rudimentarios y el buscar datos por Internet era difícil y tedioso.
El hecho de que estos mismos funcionarios documenten hechos como el del secuestrador Abel indican que sí hay un importante riesgo, hoy, en el uso que tengamos todos nosotros de nuestra información privada.
Fotografías, direcciones, datos del estilo de vida que llevamos, sí son un peligro real frente a criminales que buscarán algo de nosotros. Estemos alerta de lo que dejemos abierto hacia los demás, antes de tener que acudir a alguna autoridad investigadora.
Evidentemente es una realidad tremenda la delincuencia por internet, sin embargo, esto suele pasar porque hay poca información, o poca difusión de la misma, sobre como protegerse. Las personas que recurren a internet para conocer gente son personas que con mucha frecuencia buscan llenar vacíos emocionales y sociales. Lo último que piensan es en su seguridad.
ResponderEliminar¿Qué hacer entonces? Comenzar a educar a la gente, a los jóvenes y niños que apenas empiezan a usar el internet. Y también concientizar a los padres sobre lo importante que es educar a sus hijos para protegerse en la red.
Me pareció un buen post, de actualidad y que se presta para más.
PD. Hasta donde yo sé, las chicas caen "redonditas" en el engaño, no "dedonditas" ;) Saludos!