El sábado pasado se cumplieron dos años de la firma del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, encabezado por las autoridades federales y que al principio tuvo mucho peso y convocó a prácticamente todos los actores del Estado y la sociedad.
En este documento se establecían una serie de compromisos que debían ser responsabilidad de cada uno de los diferentes niveles de gobierno, los distintos poderes, los medios de comunicación y hasta de la sociedad civil constituida en varios organismos.
Se cumplieron 100 días, 200 días, un año y el seguimiento iba más o menos bien. Se veía un trabajo serio, quizá muchos de quienes participaban en las reuniones eran más demagogos que operativos aunque ahí estaban todos, al pie del cañón.
En estas primeras evaluaciones de trabajo, quienes menos cumplían con lo establecido en el documento comúnmente eran los gobiernos municipales. Simplemente para ellos no había acuerdo o si lo reconocían, argumentaban deficiencias presupuestales para no cumplirlo. Le seguían en incumplimiento los gobiernos estatales.
Los organismos no gubernamentales decían seguir al pie de la letra con lo que les tocaba pero nunca nadie revisó a fondo que en realidad hicieran su tarea. Finalmente ellos eran los más críticos e incisivos.
El Poder Judicial de la Federación, por su parte, con lujo de detalle pormenorizaba las metas alcanzadas, de acuerdo con lo que le tocaba. Digamos que fue el sector más convincente en el momento de dar resultados. En su página de Internet se podía consultar el cumplimiento punto por punto de lo que le correspondía como parte del acuerdo.
Hoy, dos días después de que se cumplieron dos años de tan importante plan, no hay nada programado para ver quién hizo lo que le tocaba. Algunos periódicos y medios informativos tocaron el tema y elaboraron balances interesantes. Sin embargo, ni autoridades, ni jueces, ni diputados han tocado otra vez este asunto; lo más sorprendente es que ni los organismos civiles han alzado la voz para hacer una crítica.
¿Qué pasó con el acuerdo? Ojalá estos días alguien se acuerde. ¿Será que entre los Diálogos por la Seguridad, la violencia que no se detiene, las matanzas y secuestros de políticos y funcionarios, los temas particulares que cada actor tiene o que instancias como el Ejército trabajan duro por dar una mejor cara de su trabajo, el documento aquel del 21 de agosto de 2008 quedó en segundo término?
Ojalá estemos equivocados y el acuerdo sea retomado. Si se sigue al pie de la letra o se revisa para hacerle modificaciones, puede resultar interesante frente al escenario de inseguridad que vivimos y que parece no tener cura.
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