¿Qué podemos pensar ante discursos tan distintos, dispersos y algunos fuera de lógica, como si viviéramos realidades totalmente contrarias en un mismo país sobre un mismo problema? Estas diferentes formas de pensar se reflejaron en las exposiciones de los alcaldes que se sentaron con el presidente Felipe Calderón en su Diálogo por la Seguridad.
Efectivamente, varios de los ediles están en la primera línea de fuego frente al narcotráfico y la violencia generada por el crimen organizado. La prueba es el caso del munícipe de Santiago, Nuevo León, Edelmiro Cavazos, ejecutado y torturado con evidente saña hace pocos días.
Sin embargo, ese miedo mostrado por alcaldes como el de Culiacán, Carlos David Ibarra, quien pidió ayuda para que lo protejan a él y a su familia, no es el mismo que el de Cuernavaca, Manuel Martínez, quien agradeció al primer mandatario el apoyo tras un incendio en su mercado municipal, o de María Azucena Olivares, de Naucalpan, quien se aferra a que no desaparezcan a sus policías municipales (¿por qué será?).
Es verdad, hay territorios donde el riesgo es mucho mayor que en otros o en los que el narcotráfico tiene un mayor control; por lo tanto, en algunos hay amenazas, "levantones", miedo generalizado y nuevos estilos de vida obligados por la inseguridad, y hay otros en los que este tipo de violencia parece ajena o por lo menos lejana.
Pero también deberemos preguntarnos si ese peligro frente al narco que viven unos funcionarios municipales, no significa una posición diferente frente a estos delincuentes de algunos otros.
De esta forma, en la pasarela de munícipes, Jorge Ramos, de Tijuana, dijo que "es difícil que un policía que gana 4 ó 5 mil pesos, vaya a dar la vida"; José Reyes, de Tijuana, que "al crimen organizado debe combatirlo la Federación"; Roberto Sandoval, de Tepic, que "hay policías de 20 años, que son peores que los delincuentes"; Ivonne Álvarez, de Guadalupe, que "vale muchísimo que usted (señor presidente) nos esté escuchando"; Fernando Larrazábal, de Monterrey, que "solamente nos queda no rajarnos y coordinarnos", o Jaime Valls, de Tuxtla Gutiérrez, que "haya reelección de presidentes municipales".
Podemos ver que los discursos están agrupados en varias preocupaciones de los funcionarios locales: el de mortificación, el de denuncia, el de agradecimiento y el de las peticiones fuera de lugar.
Tras la exposición de varios alcaldes, tomó la palabra el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien sin decirlo de esa forma, exhibió el descontrol y de alguna forma la falta de confianza hacia las autoridades municipales.
Ilustró la situación con números. Dijo, por ejemplo, que el gobierno federal ha invertido en dos años 10 mil millones de pesos en los municipios, que 2 mil agentes municipales tuvieron la oportunidad de acceder a información privilegiada, que el 90 por ciento de los delitos en el país son del fuero común (o sea que corresponde su prevención e investigación a las autoridades locales), y que urge tener mandos policiacos únicos, bajo la premisa de que es más fácil cuidar a un jefe por estado que tener 2 mil 022 municipios donde se diluye la vigilancia.
Las exposiciones mostradas hoy pueden confundir pero también nos muestran que los funcionarios presentes en el acto buscan distintos objetivos, como si vivieran realidades (o en países) diferentes.
(Foto: Notimex)
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