martes, 7 de septiembre de 2010
La mala suerte del Ejército
Hoy el Ejército Mexicano trae nuevos bríos y, como nunca antes, busca abrirse, acercarse a los medios de comunicación y difundir las cosas que hace hacia los ojos de la ciudadanía, de muy buena fe.
El vocero de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Ricardo Trevilla, se dio a la tarea de acercarse a los representantes de periódicos y espacios electrónicos para convencerlos de que la milicia está trabajando bien y que está haciendo cosas interesantes.
Asimismo, la dependencia invitó a los reporteros de la fuente a conocer sus preparativos para los festejos del Bicentenario de la Independencia. Incluso permitió que los periodistas abordaran sus aviones nuevos y "sobrevolaran" en sus instalaciones.
Con ello, por supuesto, se busca limpiar una imagen formada a partir de una serie de abusos en los que el Ejército se ha visto envuelto en los últimos meses, así como demostrar que la batalla de los soldados contra el narcotráfico es honesta y lleva las mejores intenciones.
Sin embargo, los últimos días la suerte no ha estado del lado de la Sedena y de su gente, empezando porque la gran captura del año, la de Édgar Valdez Villarreal, "La Barbie", uno de los grandes capos a atrapar, no le correspondió a los hombres de verde. Fue un punto a favor, en esta ocasión, de los policías federales.
La mala racha siguió. Después y como parte de las exhibiciones abiertas a medios, el vuelo de periodistas para conocer la parada aérea del Ejército para este próximo 16 de septiembre, se frustró por el mal tiempo. Los reporteros llegaron a la base de Santa Lucía, Estado de México, y se quedaron sólo mirando a su alrededor ante la imposibilidad de que las aeronaves volaran.
Pero lo más lamentable, lo más triste y lo que menos se esperaba la Defensa, fue el muy lamentable caso de Vicente de León Ramírez, de 52 años, y del hijo de éste, Gabriel, de 15, quienes murieron baleados por ejementos del Ejército Mexicano al ignorar un retén militar cuando circulaban por una localidad de Nuevo León.
Este tipo de golpes pesan, y pesan mucho, a instituciones como la Sedena, sobre todo cuando tienen encima a organismos internacionales de derechos humanos que han puesto en tela de juicio una serie de eventos similares, y todos ellos en el marco de la lucha de la milicia contra el crimen organizado.
Para colmo de males, los periodistas han buscado a la viuda del señor De León para recoger su testimonio y hacerla llorar frente a las cámaras y micrófonos. Al presidente Felipe Calderón, a su vocero en materia de seguridad Alejandro Poiré y a sus funcionarios metidos en el tema no les ha quedado otra más que aceptar la equivocación de los soldados, enviar condolencias y aceptar que van a investigar a fondo el suceso.
Ni modo, al Ejército le ha costado trabajo salir a dar la cara como una institución limpia y honorable, pero las cosas no le han salido como quisiera. Esperemos que en adelante tenga mejor suerte y, claro, que cometa menos errores.
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